Algunos sectores enfrentan una serie de desafíos acumulados, empezando por la pandemia, seguida de la crisis inflacionaria y de costos, exacerbada por la invasión rusa de Ucrania, además de las subidas de cotizaciones y los continuos aumentos del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Ahora, se suma al panorama la perspectiva de una reducción de la jornada laboral. Este escenario complejo afecta especialmente a sectores con menor capacidad, como el comercio de proximidad, que ha experimentado una contracción en los últimos años.
De acuerdo con datos de la Confederación Española de Comercio (CEC), solo en 2023 desaparecieron 35,527 empresas del sector con menos de diez empleados, lo que significa que alrededor de cien comercios de proximidad cerraron sus puertas cada día. Desde 2019, un año antes del impacto económico de la pandemia de Covid-19, el sector ha perdido 51,499 empresas de este tipo.
El constante flujo de nuevas regulaciones y obligaciones impuestas por el Gobierno, que ahora incluye la propuesta de reducción de la jornada laboral, podría agravar aún más esta pérdida de tejido empresarial. La CEC enfatizó el perjuicio que esta reducción representaría para las empresas más pequeñas del comercio, generando una grave pérdida de competitividad frente a las grandes plataformas de venta online, que, lejos de verse afectadas por esta medida, serían nuevamente beneficiadas.
Según la patronal, el comercio de proximidad ya soporta una carga normativa excesiva en su regulación, mientras que estas plataformas, ubicadas mayoritariamente en paraísos fiscales, disfrutan de una regulación mucho más laxa, y esta medida solo acentuaría aún más esa desventaja.
(Expansión, 24-01-2024)