El número de trabajadores afectados por despidos colectivos aumentó significativamente en un 50,8% durante el año 2023, en marcado contraste con la disminución del 46,5% de aquellos afectados por suspensiones y reducciones de jornada. Estos datos muestran un incremento notable en comparación con los años anteriores entre 2014 y 2019, lo que indica que el nuevo enfoque de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) introducido en la reforma laboral no ha logrado contener los anteriores Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), ni tampoco los despidos individuales.
A pesar de que las empresas han tendido a optar por los ERTE como primera opción, estos están diseñados para situaciones temporales. Si la situación se prolonga, a menos que existan incentivos suficientes para mantener las suspensiones, las empresas recurren a los recortes, comenzando con los despidos individuales y luego con los colectivos, que son más difíciles de llevar a cabo. En este sentido, los datos de 2023 son especialmente reveladores.
Aunque el número total de despidos colectivos es inferior al registrado en 2021, un año excepcional debido al impacto de la pandemia, y teniendo en cuenta el colapso del SEPE en 2020, la cifra de 36,505 despidos del año pasado sería la más alta desde el final de la Gran Recesión, si se excluyen estos dos ejercicios. Además, marca el primer aumento interanual en condiciones económicas «normales» desde entonces.
A lo largo del tiempo, los gobiernos han implementado diversas opciones para evitar que los ERTEs desemboquen en un aumento de los despidos. Las reformas realizadas en 2010 y 2012, durante los mandatos de José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, recogían esta filosofía al otorgar a las empresas una mayor flexibilidad para afrontar crisis económicas sin una destrucción masiva de empleo.
Esta idea se puso a prueba con el estallido de la pandemia, cuando se flexibilizaron los ERTEs para permitir que cualquier empresa en dificultades pudiera acogerse a ellos. Se potenciaron los ERTEs por causas de fuerza mayor, vinculados a circunstancias catastróficas y repentinas, lo que llevó a un aumento considerable en su uso.
La reforma laboral de 2021 introdujo tres tipos de ERTEs, siendo el Mecanismo RED el único utilizado hasta la fecha. Este mecanismo, instaurado como continuación del modelo improvisado durante la pandemia, se centra en situaciones sectoriales específicas. Además, se realizaron cambios en los ERTEs por causas ETOP y de fuerza mayor para agilizar su uso y los incentivos asociados, representando una mejora respecto al diseño anterior.
(El Economista, 29-02-2024)