La ‘Regla de los tres ochos’ promete equilibrar trabajo, descanso y ocio.

En la vida de un directivo, lograr un equilibrio entre trabajo, descanso y tiempo personal puede resultar especialmente desafiante debido a las demandas y responsabilidades inherentes al puesto. Alejandro Pociña, presidente de Steelcase Iberia, una consultora estratégica de espacios laborales, reflexiona sobre la posibilidad de trabajar ocho horas desde el puesto de trabajo, destacando que cuestiones como la flexibilidad, la adaptabilidad y la capacidad de priorizar y delegar son fundamentales para alcanzar el equilibrio deseado.

En este contexto, la Regla de los tres ochos se presenta como un marco general para la estabilidad. Sin embargo, Pociña señala que la vida de un directivo es a menudo imprevisible y requiere un liderazgo constante. Paula Arias, cofundadora de la compañía de gestión de recursos humanos Fresh People, explica que esta regla surge como un remedio para combatir el alto nivel de estrés y ansiedad en la sociedad actual. La teoría propone dividir el día en tres partes: ocho horas de trabajo, ocho horas de ocio y ocho horas de descanso, buscando mantener un equilibrio psicológico y emocional que contribuya al bienestar.

La Regla de los tres ochos fue sugerida por primera vez por Robert Owen en 1817, como parte de su campaña para establecer una jornada laboral de ocho horas, permitiendo así ocho horas de descanso y ocho de recreo. Arias plantea la pregunta de si esta teoría de más de 200 años sigue siendo válida en el entorno laboral actual, donde la tecnología, la inteligencia artificial y el trabajo remoto están aumentando la flexibilidad laboral. Según Arias, combinar la jornada tradicional de ocho horas con otros aspectos de la vida, como el ocio, el bienestar individual y el tiempo dedicado a la familia, no es descabellado en el contexto actual.

Aunque la Regla de los tres ochos no se cumple estrictamente en la actualidad, existe una creciente conciencia sobre la importancia de promover la salud, el bienestar y el autocuidado. Arias destaca la necesidad de establecer límites y hacer que los directivos tomen conciencia de la importancia de descansar y dedicar tiempo a otros aspectos de la vida, tanto para su beneficio personal como para el de la empresa.

Algunos directivos consideran que el teletrabajo es clave para aplicar esta regla. Pol Brau, responsable de Crecimiento y Partnerships en Chippio, una compañía eléctrica, señala que practica el teletrabajo desde hace más de 10 años y destaca la dificultad de aplicar el modelo propuesto por la Regla de los tres ochos. Brau menciona que además de la jornada de trabajo, el tiempo dedicado al desplazamiento de la oficina a casa puede ser una pérdida significativa de tiempo. Trabajar desde casa, según Brau, ahorra tiempo y facilita la conciliación, siempre y cuando se cuente con un espacio de trabajo diferenciado.

No obstante, la digitalización ha llevado a una conectividad permanente a través de dispositivos, lo que puede dificultar la separación entre las facetas personal y profesional. Brau destaca que uno de los grandes retos para los líderes empresariales es aprender a desconectar.

Un estudio reciente de McKinsey muestra que los directivos en España trabajan en promedio 50,5 horas a la semana, mientras que el resto de los empleados trabajan 39,5 horas. Mar Cárdenas, directora del Máster en Dirección de Personas y Gestión de Recursos Humanos de Esic, destaca el impacto negativo en la salud y la productividad de jornadas laborales prolongadas. Cárdenas aconseja a los líderes buscar un equilibrio entre trabajar, descansar y disfrutar de la vida, enfatizando que la calidad de las horas dedicadas al trabajo es más importante que la cantidad.

(Expansión, 28-11-2023)